jueves, 26 de septiembre de 2013

ERMITA DEL CRISTO DE SAN LAZARO (II)

La ermita es de una sola nave, no muy grande. Yo he conocido el Altar Mayor pintado de marrón, en medio el Cristo de la Buena Muerte (que tal es su nombre). Era uno de los llamados Cristos de las enagüillas, por que tenía unos faldellines, morados con una puntilla de hilo de oro en la bastilla. Tras su restauración (creo que con gran acierto) se los han quitado y tiene tallado, en bello paño púbico anudado a la derecha. El Crissto, es de una belleza, sin par, la dulzura de su dolor en la cara impresiona, los brazos son normales, las costillas todo un libro de anatomía, y las piernas y muslos, formidables, tenía a los lados dos pequeñas estatuas, una era San Lázaro, la otra como no tengo seguridad, no pongo nombre. Al lado del Evangelio hay, (es que no se si llamarlo capilla) es un cuadrito pequeño de terreno, donde había un "retablo" de azulejos de Talavera, muy antiguo y valioso con los santos Crispín y Crispiniano, patrones del gremio de los zapateros. Tras los pintarrajeados marrones del Altar, había escondido un tesoro de pinturas, que patrocinaron su limpieza y descubrimiento, don Pedro Pérez Enciso y su esposa Pepita. He buscado en Wilkipedia y las pinturas son del pintor Correas Vivar, discípulo de Juan de Borgoña. Son pasajes de la vida de Jesús, y están custodiados en el Obispado, por que la ermita a pesar se su restauracvión y al estar junto al rio, y casi adosada al  montícolo de detrás, se le filtran las humedades y coren peligro. Este Cristo fué muy milagroso, hizo muchas curaciones cuando el lazareto estaba en sus alrededores, yo solo he oido hablar de ellas, pero no he podido constatarlas, pero si el milagro del niño del molino. En una columna, un poco por cima de la pila del agua bendita, había un tablilla con una rústica pintura de un niño, sujeto al molino y las aguas retiradas. Allí ponía, mas o menos, que el padre del niño era molinero, y como los chicos no paran, tuvo la mala suerte de caer al rio cerca de las piedras del molino. Se ahogaba sin remisón y sin que su padre pudiera hacer nada para evitarlo. Se arrodilló e iumploró al Cristo ayuda. Salió de la llaga del costado un rayo de luz, se separaron las aguas, quedó todo en calma y el niño, salió ileso y seco, creo que ponía los nombres y las fechas. No se si la tablilla habrá vuelto a su sitio. Me pilla muy lejos, he tenido a mi marido muchos años enfermo, y luego mis piernas comenzaron a dar la lata, y como solo hay Misa los domingos, no he visto la restauración, si algún dia bajo, ya os contaré. Maria Eugenia, creo que por mi parte, misión cumplida, si recabo algún dato mas te lo haré saber

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