viernes, 5 de enero de 2018

CUENTO DE REYES (II)

Torpemente, rompió el papel. La caja, no contenía una muñeca como yo deseaba, era un precioso coche de policía, que al friccionarle contra el suelo, se ponía en marcha con sus luces encendidas y su fanfarrona sirena. Martina, no se atrevía ni a tocarle, pero como los niños enseguida hacemos amistades, enseguida fuimos amigos y jugamos juntos. Mi madre, entró con Rafael y un gran paquete en la habitación de la señora enferma. Le puso sábanas limpias, la lavó y peinó, le administro una medicina que llevaba. Luego, le tocó el turno a Martina. Cuando la vi salir de la habitación de la mano de mi madre, tan limpia y peinada, me pareció la niña mas bonita del mundo. Sus maravillosos ojos azules, ahora relucián radiantes de felicidad. Nos despedimos. Martina quería besarnos las manos en prueba de agradecimiento. Mi madre no lo consintió. Yo la di un beso y nos marchamos a casa. Algo quedó grabado en mi alma. No todos los niños eran ricos y Martina tenía un retazo de cielo por ojos. Desde entonces cada año el dia de Reyes tenía que elegir que elegir a ciegas un regalo para ir con mi madre a visitar algún enfermo y a llevarle el regalo a su niño ¡Bendita costumbre que he seguido toda mi vida¡
 Mi padre en uno de sus viajes, falleció en un accidente de aviación, y mi madre poco después de pena. A mi me crió con todo cariño la tata Fefa (Josefa). Yo siempre la conocí en casa. Había sido la doncella de mi madre, congeniaron muy bien ya que eran mas o menos de la misma edad y al casarse mi madre se vino a casa.
De Martina, no volví a saber, qunque algunas veces la recordaba. Pasado el tiempo no era capaz de ponerla cara, pero aquellos ojos azules....
Me hice mayor, estudié Medicina, me diplomé en Puericultura,ya que me gustaban mucho los niños.
Un día, se presentó en consulta una joven y bella señora con su niño. Al verla, me dió un vuelco el corazón.... aquellos ojos azules. No podía ser.
Señora, su hijo solo tiene un gran resfriado,( le entregué una receta) con esto mañana estarça como nuevo.
No es mi hijo DR. solamente soy su niñera. Estoy soltera
¿Cómo se llama?
Martina
Mi corazón empezó a galopar como si quisiera salirse del pecho, pero no podía ser.... Martina que vió mi azoramiento, rompió a reir.
Si Reyes, soy Martina, esa niña que un dia ded Reyes, creyó tocar el Cielo de dicha con su coche de policia que aún conservo con todo cariño. ¡Bendita madre la tuya.¡ Yo con lo poco que puedo tambien intento hacer feliz a un niño cada 6 de Enero.
¡Bendita casualidad¡ Ahora es mi esposa, seguimos con la hermosa costumbre que nos enseñó mi madre. Martina, además consiguiuó que cada jueves fuera a visitar a un niño enfermito y pobre y le llevara un regalito.
Hoy es el dia de Reyes, no se por qué he comenzado a escribir mis recuerdos
¡Ah¡ no os he dicho que tenemos un precioso niño, con bellos ojos azules como su madre, y ¿cómo no? SE LLAMA REYES

jueves, 4 de enero de 2018

CUENTO DE REYES

En mi familia, todos somos Reyes. Mi bisabuelo, Reyes, mi abuelo, Reyes, mi padre, Reyes y yo, Reyes. Pero tiene gracia, mi madre se llama Mary Reyes.Yo creo, que éramos algo ricos. Teníamos una gran casa rodeada de jardines, que nuestro jardinero y mi madre, cuidaban con esmero. Siempre tenía flores. Teníamos cocinera, doncella y chofer, además de tata Fefa (Josefa). Mi padre era arquitecto, debía ganar bastante dinero. Estaba casi siempre fuera. Algunas veces en el extranjero, que debe estar muy lejos. Mi madre también era algo rica, yo oí comentar que al morir mis abuelos había heredado una fortuna. (yo cuento lo que oía decir a los mayores). A pesar de todo, mi madre, me educó con cariño y severidad. Regañaba a mi padre cuando venía de viaje cargado de regalos para mi. Aquel día de Reyes, recuerdo que cumplía cuatro años (nací un día ded Reyes, ¿como no?) Los zapaatos que yo coloqué junto al balcón del salón eran invisibles con tantos paquetes envueltos en papeles de lindos colores. Había tres paquetes exactamente iguales, envueltos en papeles iguales, que enseguida llamaron mi atención. Fuí directo a ellos. Mi madre me paró en seco y me dijo:
De hoy en adelante,cada día de Reyes, tendrás que regalar a un niño menos afortunado que tu, uno de esos paquetes, sin saber lo que contienen.
Mamá, déjame abrirlos, elijo uno, el que menos me guste, lo regalaré.
No, tiene que ser sin abrir, todo lo demás es para ti.
Con muchas dudas y de muy mala gana, elegí uno que entregué a mi madre.
Pues bien ahora nos arreglamos y vamos a llevar el paquete a la casa que me ha recomendado el Párroco. Luego abrirás los regalos.
Me indigné mucho, pero sabía que mi madre no me permitiría desobedecer, y de muy mala gana lo hice. Rafael, nuestro chofer, nos estaba esperando, mi madre le entregó un papel con una dirección y nos pusimos en marcha. Yo todo el camino, tratando de adivinar el contenido del paquete. Tarea inútil, llegamos a un barrio muy pobre. Yo nunca había visto un barrio así. Paramos junto a una casa, (si se podía llamar así aquella ruina) La puerta, estaba abierta. Mi madre tocó con los nudillos y empujó. En un camastro, había una señora enferma. La cuidaba una niña, mas o menos como yo, pero sucia y desgreñada. A una seña de mi madre, la entregué el paquete. La niña no se atrevía a cojerle. Insistí y lo tomo en sus sucias manos. No se podía adivinar si era guapa o fea con aquellas greñas que casi le tapaban la cara, pero resplandecían unos maravillosos ojos azules como si un retazo de cielo se hubiera posado en su cara. Los ojos mas bonitos que yo había visto. Yo la pregunté:
¿Cómo te llamas?
Martina.
Yo me llamo Reyes y ese paquete, lo dejaron los Reyes Magos en mi casa para tí.
Mañana terminaré, pues me he alargado mas de la cuenta