sábado, 29 de marzo de 2014

LEONOR DE PIMENTEL (III)

Esta inteligente e intrigante mujer, supo manejar los hilos del Vaticano y los del reino, siempre en favor de su hijo. Invitó varias veces al Rey Enrique IV, al que le costaba muy poco trabajo venir a hospedarse en su palacio, pues era un enamorado de Plasencia y sobre todo de La Isla, donde iba en sus estancias a cazar oropéndolas. Le hubiera gustado cambiar nuestra Isla a la corte, pero como eso no era posible, hizo popular el dicho: LA ISLA EN LA CORTE O LA CORTE EN LA ISLA. En una de sus estancias coincidió que era Semana Santa y le tocó hacer el turno de vela al Santísimo en la parroquia de San Nicolás, de la que se hizo parroquiano y además le concedió el título de Real, esto a lo mejor muchos placentinos no lo saben, pero es algo muy poco frecuente este titulo, así que dede entonces se llama SAN NICOLAS EL REAL. Murió doña Leonor sin ver terminada su obra, unos días antes de hacerles entrega a los Dominicos del convento. Fué enterrada en la Catedral hasta la terminación de las obras. El convento de SAN VICENTE FERRER (conocido por nosotros como SANTO DOMINGO) fué el mejor que tuvo la Orden de Predicadoresd en España y en el estuvo la primera Universidad de Extremadura, con dos Cátedras de Teología y una de arte, dependiente de Salamanca. Dos años después murió don Alvaro de Zúñiga y quedó como última voluntad, ser enterrado en la Iglesia del convento, a su derecha debía enterrarse doña Leonor y a su izquierda su primera esposa que estaba enterrada en Béjar en el convento de San Francisco. Así se hizo. Don Juan de Zúñiga y Pimentel, falleció el 26 de Julio de 1504 en Mirabel, mientras hacía el viaje de Sevilla a la Corte. Estuvo enterrado varios años en Guadalupe hasta el año 1533 que fué trasladado a Plasencia. Se enterró en el medio de la Iglesia, cerca de las escaleras del Altar Mayor. El lugar justo de su enterramiento estaba (digo estaba) por que toda la vida lo conocimos  suspendido del techo el Capelo Cardenalicio, justo encima de su tumba. En la última restauración que se hizo en la Iglesia para quitar goteras, desapareció, no se donde para, pero creo que debían volver a colocarle donde estuvo durante siglos. Alguien me dijo un día que habían hecho un gran catafalco con don Juan vestido con ropajes cardenalicos, pero que era tan alto, que impedia a los fieles ver al sacerdote oficando la Misa y lo quitaron por eso. A mi personalmente, me cuesta creerlo, ya que el altar está bastante alto, debe tener al menos diez escalones.Y creo que termino aquí con las vidas de tan ilustres personajes, el de doña Leonor y su hijo Don Juan de Zúñiga  Pimentel. ¡Ah¡ me olvidaba, los cuadros que tiene el Altar Mayor, fueron pintados por una mujer, no recuerdo el nombre, creo que Luisa, no se que mas. Digo esto, por que entonces era frecuente que una mujer hiciera una obra de arte y fuera firmada por su marido para darle mas realce a la obra, según se ve el ser mujer no le daba categoría, pues aquí si figura que fue una artista femenina. Gracias por leerme

viernes, 28 de marzo de 2014

LEONOR DE PIMENTEL (II)

También ella fué quien solicitó al Papa el nombramiento de Gran Maestre de Alcántara para su hijo, ya que había grandes caballeros solicitando el nombramiento, pero ella no tuvo inconveniente en movilizar al Papa y al Rey don Enrique IV,  para que fuera concedido dicho nombramiento. Don Diego de Jerez, se volcó en la educación del niño, apreciando su talento. Deseo don Juan de Zúñiga de santidad, fundó en Villanueva de la Serena un convento donde retirarse bajo la Regla de San Benito, pero el Señor le tenía predestinado para otras cosas y en 1502 fue nombrado Arzobispo de Sevilla y al año siguiente Cardenal. En su afán de incrementar la cultura, fué un gran mecenas para todas las artes, pero sobre todo para los escritores, y junto con su madre, organizaron en su palacio las primeras comedias propiamente dichas, ya que hasta entonces solo actuaban los titiriteros o cómicos. La primera obra de teatro, fue escrita también por un placentino Don Luis de Miranda (1480-1530) titulada COMEDIA PRODIGA. Después se estrenaron otras escritas por Micael de Carvajal, como  LA TRAGICA COMEDIA Y EL AUTO DE LAS CORTES DE LA MUERTE. Me he ido un poco de doña Leonor, pero es que van unidas las dos vidas. El convento estaba casi terminado, tras varios años, y la señora Duquesa quería una fiesta por todo lo alto para la inauguración. Se hicieron grandes fiestas en la Catedral, y con toda pompa quería que la inauguración de la Iglesia, (ya que el convento aún estaba falto de remates) fuera tan osstentosa como la obra. Encargó a su confesor Fray Juan López, que era gran erudito, que hiciera el mas hermoso sermón. Pero cuando faltaban pcocos dias para la inauguración, enfermó y murió sin terminar de escribir su sermón. Esto, lleno de congoja a doña Leonor que no veía en ninguno de los clérigos la categoría para el evento y además no había tiempo para prepararlo. Estaba en su pensil llena de angustia encomendándose a San Vicente Ferrer una tarde, cuando uno de sus lacayos le comunicó que pasaba por la plazuela un Dominico desconocido, mandó llamarle y le propuso el hacer el sermón, a lo que accedió de burena gana. Llegó el dia de la fiesta, y aquel Dominico de poca apariencia, hizo un sermón tan hermoso, que hizo derrmar lágrimas de emoción a los presentes. Al terminar el acto, doña Leonor fué a la Sacristía para felicitrle, pero el fraile no estaba, había desaparecido del mismo modo que apareció, había sido como un milagro, pues por mas que se le buscó, imposible encontrarle ni nadie supo como desapareció tras el sermón, por lo que todos creyeron que fué el mismo San Vicente Ferrer. Los Dominicos, se habían instalado durante las obras, en un viejo caserón que fué conocido como Santo Domingo el Viejo. Mañana sigo y termino

jueves, 27 de marzo de 2014

LEONOR DE PIMENTEL

No se como de nuevo vuelvo a las andadas. No soy ni la persona mas idónea, ni la mas ilustrada para meterme en estos berengenales, pero en mi atrevimiento, me he propuesto hacer una  mención de la vida de estas ilustres placentinas. De los hombres, se ha ocupado la historia siempre, pero de las mujeres bastante  menos. Pues bien, desde aquí quiero darlas a conocer a quienes no las conocen y hacerlas una especie de homenaje. Hoy quiero ocuparme de doña Leonor de Pimentel y Zúñiga, una mujer que por enaltecer a su hijo, fué capaz de movilizar a su favor al Rey y al mismo Papa.
Nació doña Leonor en Plasencia, hija de don Juan de Pimentel,Conde de Benavente y de doña Leonor de Zúñiga Condesa de Mayorga. Se casó con don Alvaro de Zúñiga, Duque de Plasencia. El quedó viudo sin descendencia y a los 49 años casó en segundas nupcias con doña Leonor con 16 años, en 1458. Hubo bastantes problemas, ya que don Alvaro era hermano de doña Leonor de Zúñiga (madre)y además padrino de bautizo de la que iba a ser sus esposa. Pidió dispensa al Papa Calixto III que le fué denegada. Pio II, sucesor del Papa anterior si que le concedió el permiso y casaron tio y sobrina. Tuvieron un hijo llamado Juan como su abuelo y cuatro hijas. Este niño, se convirtió en el "ídolo" de su madre. Siendo muy niño, enfermó y hay algunos historiadores que aseguran que murió, y que aquello enloqueció a la duquesa. Por entonces, estaba recién canonizado San Vicente Ferrer, y a él se encomendó la duquesa con gran fervor, y ofreció además hacerle un convento para los Dominicos en agradecimiento si curaba a su hijo. El niño, curó milagrosamente y cuando tenía siete años, le pusieron de preceptor a don Diego de Jerez, Dean de la Santa Iglesia Catedral, hombre inteligiente y prudente, de todo confianza de la Duquesa. El niño tenía una inteligencia privilegiada y una madre ambiciosa para que le fuera reconocido su talento. Ella cumpliendo su promesa comenzó la gran obra de construir el convento prometido. No paró en mientes, acotó un enorme espacio, nada se le puso por delante, ni la Mota judía, ni las casas de algunos judios ricos como por ejemplo la casa del Rabí Abraham. Tan ingente obra fué muy superior  a lo que ella pensó, entonces, no tuvo reparon en ir a Roma a pedir al Papa Sixto IV permiso para que las mandas que otras personas habian legado para hospitales que aun no se hubieran tocado se le concediesen para su obra. Ella conocía personalmente a este Papa, ya que cuando era Visitador General Franciscano, en su paso por Plasencia, se había hospedado en su palacio. Le fueron concedidos esos privilegios y se constryó al lado de su palacio, la Iglesia y el convento mas grande de la Orden de Predicadores. La Iglesia es tan grande como cualquier catedral y el convento enorme, dotado de jardines huertas y hasta un algibe, para que en tiempos de sequía no faltase agua en el convento, Don Juan de Zúñiga y Pimentel, fué gran maestre de la Orden de Alcántara a los 14 años, lo que da  idea de la magnitud del talento del chico. Y se me acabó el papel, espero terminar mañana, gracias

miércoles, 19 de marzo de 2014

LOS CENCERROS (DEDICADO A MARIAN CASTILLO)

Marian Castillo, es una dulce Venezolana afincada en Plasencia hace años. Fué mi profesora en la iniciación del manejo del ordenador, y quiero contar lo que a ella le llamó la atención en nuestro curioso mercado de los martes en Plasencia. Hace tiempo, yo creo que fué leyendo en su bolg COLORES CALIDOS, donde ella hacía referencia al señor que instala cada martes en la esquina de la calle Talavera su puesto de cenceros. Para que se hagan una idea los que no conocen nuestro mercado, he de decirles que es mas antiguo que la misma Plasencia. Alfonso VIII, fundó esta ciudad en 1186, como barrera para que los moros que se veian obligados a bajar al sur de España, no reiniciaran el ascenso hacia el norte. Se fundó en un poblado o aldea llamado Ambroz y ya existia el mercado o zoco moro de los martes, pues ya es mencionado en el Fuero fundacional. En el, se legislan donde deben colocarse los martes cada gremio para evitar choques de los vendedores. Se mencionan en dicho Fuero, los soportales del pan, del vino, el aceite o los paños, en el centro las verduras y demás. Ha sido durante siglos muy importante, ya que todas las comarcas tenían al mercado como su escaparate y venta de productos. En el siglo pasado, por los años treina y por lo menos hasta el cincuenta o mas había un tren especial de Béjar a Plasencia por la mañana para asitir al mercado, quedaba en via muerta y regresaba por la tarde. Podría contaros muchas cosas que yo he conocido de como se compraban las ristras de cebollas y  ajos, (maravillosamente trenzadas) para todo el año, los pimientos que se compraban por docenas, (no siendo los de cornicabra y las guindillas que se compraban por peso) en el verano, que se enristraban y secaban al sol para luego guisar en el invierno, pero no creo que tenga importancia. Pues a lo que íbamos, a Marian le llamó la atención el puesto de los cencerros y comentaba que ella no le había visto nunca vender uno, pero que el señor pacientemente ponía cada martes su puesto. Pues ayer recordé todo esto y hubiera dado cualquier cosa por que Marian lo hubiera visto y oido como yo. Os cuento, entraba en los portales de frente del Ayuntamiento y me llamó la atención el sonido de varios cencerros. Me ralenticé en mi paso y es mas me puse a ver las esquelas de la farmacia que hay en la otra esquina de la calle Talavera, a escuchar, había varios señores comparando sonidos de cencerros, esquilas y esquilones. Me resultó curioso el oir que cada uno tenía un sonido distinto y resultaba hasta "armónico", Aparentemente eran iguales, el sonido, creo yo que tendrá que ver con el tamaño del badajo. No se si se cerraría la operación con venta, eso no me incumbía, pero Marian, seguro que si, y no se por que pensé en que algún entendido de música podría organizar un concierto con esos sonidos y sería curioso y además original ¿no se organizan conciertos de campanas?

domingo, 16 de marzo de 2014

LA SERRANA DE PLASENCIA O DE LA VERA (II)

Como el chico corría que se mataba y la llevaba bastante delantera, cogió su honda, en la que era diestra en su manejo y lanzó un piedra al zagal, que tuvo la suerte de agacharse y dar en un árbol, de lo contrario le habría matado. Consiguió llegar al pueblo y denunciar a la Serrana. Tras intensa búsqueda, dieron con ella, la apresaron y juzgaron, pero como era de Plasencia y de gente de alta alcurnia, no estaban autorizados para una sentencia en firme. La trajeron a Plasencia, fué juzgada por multitud de muertes y fechorías y ahorcada en la Plaza.¿Histoia? ¿Leyenda? A lo mejor las dos cosas. Pero al fin hay que reconocerla el valor que dió a su manchada honra, y no alabar la gran venganza tomada por si misma. Aquí en Plasencia, en El Berrocal, se conserva La fuente de la Serrana, donde dicen que iba a llorar la ausencia de su amado y su deshonra todos los dias. Como brava Placentina, se la puede comparar con doña María la Brava o Inés de Suarez, por ejemplo.  Hay varios sitios, por donde dicen que anduvo esta brava mujer dedicados a su nombre. Además de la Fuente,la Cueva de la Serrana,el Puerto de la Serrana, Cruces de la Serrana, o Sierras de la Serrana, Seguramente no hay muchos personajes que tantos recuerdos haya quedado tras si como esta mujer. De ella hay escritos romances de juglares, y hasta alguna obra de teatro y leyendas, muchas leyenddas. Pues esta es otra de nuestras grandes mujeres placentinas, pero hay mas, si me seguís os iré contando cosas de ellas, no pretendo hacer historia, solo cuento lo que he oido o leido y que me ha causado admiración el temple de mujeres que en otros tiempos apenas tenían derechos y fueron ellas mismas las que se los crearon.

sábado, 15 de marzo de 2014

LA SERRANA DE PLASENCIA O DE LA VERA

No se por que me atrevo a meterme en estos lios, pero me encanta  hacer conocer a los que no conocen a mis aguerridas paisanas, y a los que conocen las historias o leyendas, para que las recuerden. Hoy me atrevo, nada mas ni nada menos que con La Serrana de Plasencia, mas conocida como la de la Vera, pues fué en las inmediaciones de Garganta la Olla, donde transcurrieron los hechos mas relevantes. Esta, hermosa mujer, ya que la describen, bella de cuerpo bien formado y gran atractivo. Bien educada, tocaba el arpa, la vihuela y cantaba muy bien. Manejaba con maestría el arco y la honda. Era de noble familia placentina, algunos creen que pertenecía a la familia de los Duques de Plasencia y Béjar. Tenía novio, que debía marchar a una de las tantas guerras, pero antes de despedirse para la marcha, la deshonró. Prometió que al volver se casaría con ella para corregir el desacato, pero no sucedió así. El galán se olvidó de la promesa y unos dicen que volvió casado y otros que se negó a cumplir su promesa, lo cierto es que ella, despechada y llena de rabia, le mató. Perseguida por la ley tuvo que huir, y se refugió en los montes de la Vera de Plasencia. Allí con sus cánticos atría a los caminantes y los llevaba hasta la cueva que habitaba. Los hacía una suculenta cena con las presas que ella misma había cazado, los hacía beber un buen vino, los seducía y gozaba, y cuando estaban dormidos, los mataba y enterraba, de manera que nadie volvía a saber de ellos- conociendo bien el terreno donde vivía y corriendo de boca en boca sus hazañas, nadie, se atrevía a perseguirla, y de este modo fueron varios los hombres que cayeron bajo sus engaños y belleza, que les costó bien caro. Un pastorcillo, muy avispado él, consiguió zafarse de una muerte segura. La Serrana, enamoró al chico y lo llevó como otros tantos a su guarida, le hizo la cena y luego con sus cantos de sirena lo cameló, pero el chico vió una calavera y preguntó de quien era. Ella muy resuelta le dijo que de uno de los hombres que ella había gozado y matado. Le dió a beber para emborracharle, pero el zagal, tiraba la mayor parte del vino. Ella bebía y bebía pensando en el disfrute de aquel jovencito que le antojaba el mas hermoso de todos los que habían caido en sus manos. Le mandó cerrar la puerta, el chico hizo como que lo hacía, le pidió la llave, se la entregó y ella la guardó como hacía siempre. No se sabe a ciencia cierta si gozó del chaval, o simplemente quedó dormida, cosa que este aprovechó para huir. Cuando la Serrana se dió cuenta, salió como una fiera herida a buscarle, primero con halagos, le llamaba, luego le apercibia de que había perdido alguna prenda, y por último con las peores intenciones. Mañana sigo, como siempre se me acabó la página

martes, 4 de marzo de 2014

RECUERDOS DE MI INFANCIA (IV)

Murió el abuelo y la abuela y tia Luisa, no quedaban en muy buena situación, como entonces no existía la pensión de viudedad, con lo que ganaba mi tia apenas podían sobrevivivr. Mi padre, que ha sido la persona mas desprendida y mejor corazón que yo he visto en mi vida cuando en Septiembre fuimos a la fiesta de la Virgen del Castañar, las dijo que cerraran la casa y se vinieran con nosotros a Plasencia. (Estos abuelos, eran los padres de mi madre) Asi de la noche a la mañana nos encontramos ocho en la casa, mis padres, mis dos hermanos y yo, la abuela y tia Luisa, y una chica que teníamos en casa para ayudara a mi madre, que era una mas en la familia,comía a la mesa con nosotros y mi madre que era modista, la hacía casi todos los vestidos, con retalitos y con buen gusto, ella iba siempre como una princesa. Por este motivo, yo tardé en volver a Béjar unos doce años. Cuando volví, yo era una jovencita de unos 18 o 19 años.  A esa edad todas las chiccas son guapas. Pues bien, el domingo fuí con mis primas al Parque a pasear y oir la música, y cual no sería mi sorpresa al ver al señor Hiulario, mas guapo que un San Luis, con el traje azul marino de la Casa Caridad colocando las sillas alrededor del templete. Yo me acerqué a él. Enseguida me preguntó : ¿Desea una silla, señorita?. -Señor Hilaario, que soy Maruchi. Me miró incrédulo, levantó de un lado la gorra de plato, se rascó la calva y volvió a mirarme. Dos lágrimas de emoción y alegría le corrieron  por sus mejillas. _¿Pero si no puede ser? Mi niña ¿eres de verdad tu mi Maruchi? Yo le eché los brazos al cuello, y le dí tal beso que creo hasta le hice daño. Parecía quererle resarcir de tantos años sin habérsele dado.-Maruchi, mi Maruchi, y sin yo ver la razón, rompió a reir, cosa que nunca había le había visto hacer, y me dijo: -Hoy hay beso y no hay pirulí, de verdad me querias, de verdad me querias, repetia una y otra vez ¡Cuanto te he recordado, pero como la abuela se fué con vosotros no sabía a quien preguntar. En aquel momento, estoy segura que no se hubiera cambiado por nadie. Nos seguimos viendo los jueves y domingos, y me aseguraba que esos dias los esperaba con impaciencia, Al final del verano nos despedimos, hasta el próximo. El lloró en el abrazo como si presintiera que era la última vez. Y así fué, cuando al año siguiente pregunté, me dijeron que había muerto de una pulmonía en el invierno. Esto era lo que os quería contar como homenaje al señor Hilario El Calibre, que creo que me adoptó como aquella nieta que nunca tuvo y creyó conmigo ser el abuelo que nunca fué.
HASTA SIEMPRE, SEÑOR HILARIO EL CALIBRE, DONDE QUIERA QUE SE ENCUENTRE REIBA MI CARIÑO MAS SINCERO Y ESTA ESPECIE DE HOMENAJE DE SU MARUCHI.
Pues para esto, os metido el rollo macabeo que os he metido, pero he quedado mas agusto... gracias

lunes, 3 de marzo de 2014

RECUERDOS DE MI INFANCIA (III)

Los abuelos y yo, escuchábamos la música fuera del parque en un paseo que creo se llamaba la merendera, era un buen sitio, veíamos el Parque y lo que pasaba dentro, se estaba fresquito y parece ser que teníamos como arrendado cada uno nuestro banco, siempre éramos los mismo en el mismo sitio. Iban unos cuantos curas a oir el concierto, yo los recuerdo a todos mayores y gordos (a lo mejor no era así). Cuando la música sonaba y yo bailaba, les hacía mucha gracia, y llegamos a ser amigos y todo, me llamaban y yo les hacía mis gracias, ellos me obsequiaban con una galleta, un caramelo, una estampita y una vez hasta me dieron una medallita de la Virgen Milagrosa.Desde nuestro sitio, yo veía las idas y venidas del señor Hilario vendiendo su dulce mercancía. No era mi intención el echarme "incienso", pero si no hago este inciso, no sabréis que mi deseo es hacerle un homenaje al señor Hilario.. Mis abuelos vivían en una casa que abre a dos calles, a la subida de San Juan y a la calle Trascorrales (os estoy hablando de Béjar, claro), desde allí se veía la plaza que conociamos como la Puerta la Villa, pues yo tras los cristales asomada esperaba ver venir al Calibre, corría a darle un beso y el sacaba de su bolsillo el pirulí para su Maruchi, alguna vez que se le dió bien la venta, hasta me trajo un muñequito. Ese beso creo que le hacía muy feliz. Al señor Hilario, solo le conocí un traje, cuando yo iba a su casa me daba un poco de "cosa", Tenía colgada de una viga con una cuerda, una caña donde colgaba su chaqueta, metía una manga por cada lado de su "pecha" de manera que parecía que la chaqueta estaba crucificada.No era la únicca niña en la vecindad, recuerdo otras tres y dos niños, que algunas veces no me "ajuntaban"  por haber dado un beso al Calibre, pero pasaba enseguida y volvíamos a jugar juntos de nuevo. Yo tenía cierta curiosidad por saber donde hacía los pirulís el señor Hilario, no me cuadraba ningún sitio de su habitáculo. Un dia, le pregunté a mi abuela y me dijo que los hacían en la dulcería de Cela,( el solo los vendia,) yo creo que la mas importante de Béjar que estaba frente al Ayuntamiento en la Plaza de San Gil, bueno así si. Una tarde, por mas que miraba no vi venir a mi amigo, la cuesta arriba, le ví como escondiéndose bajar por la cuesta de San Juan y meterse en casa cerrando tras de si la puerta, cosa que no hacía nunca. ¡que disgusto¡ el señor Hilario, no me quería. Luego me enteré que había sido mala la venta. Ahora pienso si algunas veces se quedaría sin pan por darme a mi el capricho del pirulí. Pues tampoco hoy termino, falta lo mas importante y emocionante para mi, pero os prometo mañana, que si finalizo

domingo, 2 de marzo de 2014

RECUERDOS DE MI INFANCIA (II)

Cuando mi abuela tenía la cena preparada, yo era la encargada de ir a buscar a mi abuelo, y sus amiguetes, me tenían como a un juguete. Muchas noches me invitaba a una perrunilla, un barquillo... eso si, me lo tenía que ganar. Me subían en una de las mesas y yo tenía que cantar bailar o recitar, entre las risotadas de ellos y el "babeo" de mi abuelo.
Mi abuelo era hoimbre de gran carácter, según mi abuela y mi tia Luisa, había sido una especie de coco familiar. El abuelo decía amén, todos a callar o a decir así sea, nunca contradecirle ni contestar. Llegué yo y le di la vuelta del revés. Admiraba a todos como cedía a mis caprichos y con zalamerias yo conseguía lo que quería de él (la verdad es que no me costaba mucho trabajo, cedía enseguida)
Cuento todo esto, en parte, por que me hace feliz recordarlo y como preámbulo para situaros mas o menos en lo que os quiero contar, para hacerle una especie de homenaje al señor Hilario "EL CALIBRE". Del señór Hilario, nunca supe los apellidos. Era un pobre diablo sin familia conocida, que vivía en la cuesta de Campo Pardo. En una "habitación", si se podía llamar así. Era un chiscorzo que debió ser alguna cuadra. Tenía un ventanuco por donde entraba algo de luz, una puerta muy baja y la fachada toda de piedra. Por mobiliario, una mesa, una silla y un camastro con un jergón de paja, una cocinilla de barro, que era como un puchero con agujeros y una cazuela renegrida por el tiempo, y yo pienso que por las pocas veces que había sido fregada, tendría tambien algún cubierto, digo yo, eso no lo vi. Aunque la puerta estaba siempre abierta, nadie tenía acceso para visitar la vivienda, yo si, podía hacerlo con gran contento del señor Hilario cuando quería. Algunas noches, mi abuela, me ponía en una lechera para que no lo vertiera, unas sopas de pan o un caldito, que yo creo que muchos días era lo único caliente que tomaba. Vivía de limosnas, aunque como los tiempos no eran muy buenos no había para muchas larguezas. Este hombre, sin cariño de nadie, creo que me adoptó como a la nieta que nunca tuvo.
Los jueves y domingos, había música en el Parque y el señor Hilario, vendía pirulís. Unios pirulís de uncolor rosa fuerte envueltos en papel blanco ¡que ricos!. Los llevaba en una palo largo que terminaba en una almohadilla de paja donde iban pinchados por el palito. Costaban una perra chica (cinco céntimos de peseta) y los que tenían forma de muñequitos, una perra gorda (diez céntimos) Se me terminó el papel, mañana sigo.

sábado, 1 de marzo de 2014

RECUERDOS DE MI INFANCIA

Estos recuerdos, son autobigráficos. Comienzo.
Son recurdos de mi infancia, los que os voy a relatar, con ellos quiero rendir un homenaje a un personaje entrañable, al señor Hilario "El Calibre".
Eran los duros tiempos de la guerra y la posguerra, cuando los niños (que carecíamos casi de todo) apreciábamos con toda el alma que nos obsequiaran con un caramelo... una galleta... y un juguete, ese era nuestro tesoro al que cuidábamos y protegiámos de todo mal. ¡Con que ilusión esperábamos los Reyes Magos!
Este preámbulo es para situaros mas o menos en aquellos tiempos. Yo nací en Plasencia, de padres bejaranos, la familia de mi padre eran de Béjar desde lo que los abuelos recordaban, los de mi madre, eran de Sanchotello mi abuelo y de Trabanca mi abuela. Yo siempre digo que soy extremeña de sangre charra.
Me crié a caballo entre Béjar y Plasencia. Mis abuelos, me adoraban y con ellos pasaba los veranos. No fuí la primera nieta, (si la mas querida y mimada). Hacla el núemero 33, despues nacieron cuatro mas, mis dos hermanos y los dos pequeños de mi tia Rufina, así que mis abuelos conocieron ya "polleritos" y mayores 37 nietos, que otros murieron siendo infantes o nacieron muertos. Gran familia ¿eh? Claro que mis abuelos tuvieron doce o mas hijos. Mi madre y mi tia Luisa se llevaban mas de 18 años, y había muerto el primer niño que tuvieron. Mis tias me contaban que cuando mi madre nació, le sentó tan mal a mi tia que no queria ver a la niña, que la daba vergüenza (pues tenía novio), que su madre hubiera tenido otra hija. Luego al final de la vida vivió aquí en Plasencia con nosotros o de lo contrario habría vivido en la indigencia. Lo que son las cosas, luego Magdalena era para ella un ídolo.
Maruchi, yo, era una niña muy cariñosa, graciosilla y que no le daba vergüenza de nada ni de nadie. Lo mismo cantaba, que bailaba, que recitaba los versos que mi padre me enseñaba y que yo enseguida retenía en mi memoria, yo tenía gran facilidad para aprender todo.
Mi abuelo, cuando venía de trabajar de la fábrica (era tintorero de paños en Navahonda) se iba a la taberna de la señora Inés, "la misina" que estaba al lado de casa. Era bajita y poquita cosa, aparentemente
pero mas lista que el hambre. Mi abuelo decía que tenía de sabidfuría tres cuartas bajo tierra. Su marido, era un amigo del descanso, yo nunca supe que trabajara en nada, y era además el mejor cliente de la taberna. Mañana continuo, como siempre me enrrollo y se me acaba la página