lunes, 29 de julio de 2013

LA CENCERRÁ

La cencerrá, se hacía en la noche de boda de una viuda. Me explico. Si se casaba un viudo, yo no recuerdo que hubiera cencerrá, el pobre hombre, tenía que buscarse una mujer y una (no se como decirlo para no molestar a nadie) criada para que sacase adelante a su prole, y le librara a él de hacer casa, comida y crianza, cosa para la que los hombres no estaban preparados, y además estaba hasta mal visto. Pero si la que se casaba era viuda, la mayor parte de las veces sin recursos y con varios hijos (entonces no habña viudedad) pues aunque estuviera hecha una esclava trabajando día y noche, le costaba sacar adelante a su prole. Encontraba un hombre, la mayor parte de las veces viudo y con hijos, decidía casarse, pues cencerrrá a la vista, pero si el marido era soltero, aquello era el no va mas. La cencerrá, era una especie de ronda de mofa. Se armaba la gente de cencerros de vacas, cabras, borregos, tapaderas y todo lo que pudiera hacer ruido, y se presentaban a la puerta de la recién casada a dar la murga. Era todo un acontecimiento, y mira que lo hacían con discrección, se casaban de madrugada o bien de noche, pero no había viuda que se librara. En alguna ocasióm hasta le cantaban: No me casaré con viuda/ no me casaré por cierto/ por no ponerle la mano/ donde se la puso el muerto. Al día siguiente al nuevo matrimonio le costaba salir de casa, pues las vecinas "cotillas" estaban esperando verlos salir para celebrarlo con  grandes risotadas. La última que recuerdo fue a una vecina nuestra. Esta señora, era paloma brava, tenia una de las hijas, un novio muy trabajdor, de esos criados que estaban en la finca trabajando de sol a sol. Algo tímido no terminaba de decidirse, pues bien ella decidió casarse con él para que no escapara era "perla". La importó un comino que fuera el novie de su hija. Vivíamos casi al lado y no nos habíamos enterado de nada, pero con la murga, salimos al bacón y fué cuando supimos a quien iba dedicada la cencerrá. Pero allí dieron en hueso. Salió al balcón la señora fué nombrando a uno por uno y amenazándoles con tomar revancha, y vaya si tuvo éxito, la gente desapareció como por encanto y quedó el barrio en paz y en silencio- Esta costumbre se fué perdiendo a medida que fué Plasencia creciendo en habitantes. Una de las antiguas curiosidades, que yo he conocido. ¡claro, que es que tengo años pa dar y regalar¡

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