LOS BAUTIZOS

 Cuando yo era pequeña, y no tan pequeña, eran como una fiesta de domingo para la chiquillería. Entonces nacían muchos niños,( como también morían, sobre todo en el verano con unas diarreas incontroladas, que casi todos los días habían en la parroquia de turno, un DINDAN, que así se llamaba el toque de campañas de los entierritos). Bueno hemos dicho que íbamos a comentar los bautizos. Entonces no había ni móviles ni zarandajas para propagar la noticia, pero todos nos enterábamos, casi siempre la noticia la trasmitian los monaguillos. Pues a la salida de la Iglesia con el recién bautizado, había multitud de chicos, que al ver salir a los paddrinos comenzaban su cantinela. La música no la puedo poner, pero las letras que cantábamos, si, y tienen su gracia, comenzábamos. Pi,pilongo, pi, ese niño bautizao que en la pila se ha cagao, si agarro a ese niño lo tiro a un tejao, jao, jao. Pi, pilongo, pi, eche uste padrino no se lo gaste en vino, eche uste madrina, no se lo gaste en golosina. Todos esperábamos a que echasen "roña" que así se llamaba a los puñaditos de perras o catramelos que tiraban los padres o padrinos, y que los chicos por coger una, eran capaces de matarse en el revoltijo que se armaba en el suelo, con gran hilaridad de los mayores. Pero seguíamos insitiendo, ya un poquito mas pesados si eran tacaños. Pi, pilongo, pi, que no se diga que no se note que la madrina tiene bigote. Pi, pilongo, pi, madrina rumbona, padrino rumbón, si no echan confitura que se muera la criatura. Y así con nuestra cantinela llegábamos hasta la puerta del recién bautizado y desde el balcón tiraban la roña, y los mayores se lo pasaban en grande. Cuando cerraban el balcón la roña había terminado y cada cual hacía recuento de su tesorito, yo fuí bastante tonta, pero los había que se hacían con una fortunita hasta de dos realos y algun que otro caramelo. Había domingos que se podían aprovechar hasta dos por ser a distintas horas o Parroquias, y eso era un acontecimiento. ¡que tiempos tan felices, con tan poca cosa¡