martes, 4 de marzo de 2014

RECUERDOS DE MI INFANCIA (IV)

Murió el abuelo y la abuela y tia Luisa, no quedaban en muy buena situación, como entonces no existía la pensión de viudedad, con lo que ganaba mi tia apenas podían sobrevivivr. Mi padre, que ha sido la persona mas desprendida y mejor corazón que yo he visto en mi vida cuando en Septiembre fuimos a la fiesta de la Virgen del Castañar, las dijo que cerraran la casa y se vinieran con nosotros a Plasencia. (Estos abuelos, eran los padres de mi madre) Asi de la noche a la mañana nos encontramos ocho en la casa, mis padres, mis dos hermanos y yo, la abuela y tia Luisa, y una chica que teníamos en casa para ayudara a mi madre, que era una mas en la familia,comía a la mesa con nosotros y mi madre que era modista, la hacía casi todos los vestidos, con retalitos y con buen gusto, ella iba siempre como una princesa. Por este motivo, yo tardé en volver a Béjar unos doce años. Cuando volví, yo era una jovencita de unos 18 o 19 años.  A esa edad todas las chiccas son guapas. Pues bien, el domingo fuí con mis primas al Parque a pasear y oir la música, y cual no sería mi sorpresa al ver al señor Hiulario, mas guapo que un San Luis, con el traje azul marino de la Casa Caridad colocando las sillas alrededor del templete. Yo me acerqué a él. Enseguida me preguntó : ¿Desea una silla, señorita?. -Señor Hilaario, que soy Maruchi. Me miró incrédulo, levantó de un lado la gorra de plato, se rascó la calva y volvió a mirarme. Dos lágrimas de emoción y alegría le corrieron  por sus mejillas. _¿Pero si no puede ser? Mi niña ¿eres de verdad tu mi Maruchi? Yo le eché los brazos al cuello, y le dí tal beso que creo hasta le hice daño. Parecía quererle resarcir de tantos años sin habérsele dado.-Maruchi, mi Maruchi, y sin yo ver la razón, rompió a reir, cosa que nunca había le había visto hacer, y me dijo: -Hoy hay beso y no hay pirulí, de verdad me querias, de verdad me querias, repetia una y otra vez ¡Cuanto te he recordado, pero como la abuela se fué con vosotros no sabía a quien preguntar. En aquel momento, estoy segura que no se hubiera cambiado por nadie. Nos seguimos viendo los jueves y domingos, y me aseguraba que esos dias los esperaba con impaciencia, Al final del verano nos despedimos, hasta el próximo. El lloró en el abrazo como si presintiera que era la última vez. Y así fué, cuando al año siguiente pregunté, me dijeron que había muerto de una pulmonía en el invierno. Esto era lo que os quería contar como homenaje al señor Hilario El Calibre, que creo que me adoptó como aquella nieta que nunca tuvo y creyó conmigo ser el abuelo que nunca fué.
HASTA SIEMPRE, SEÑOR HILARIO EL CALIBRE, DONDE QUIERA QUE SE ENCUENTRE REIBA MI CARIÑO MAS SINCERO Y ESTA ESPECIE DE HOMENAJE DE SU MARUCHI.
Pues para esto, os metido el rollo macabeo que os he metido, pero he quedado mas agusto... gracias

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