jueves, 27 de marzo de 2014

LEONOR DE PIMENTEL

No se como de nuevo vuelvo a las andadas. No soy ni la persona mas idónea, ni la mas ilustrada para meterme en estos berengenales, pero en mi atrevimiento, me he propuesto hacer una  mención de la vida de estas ilustres placentinas. De los hombres, se ha ocupado la historia siempre, pero de las mujeres bastante  menos. Pues bien, desde aquí quiero darlas a conocer a quienes no las conocen y hacerlas una especie de homenaje. Hoy quiero ocuparme de doña Leonor de Pimentel y Zúñiga, una mujer que por enaltecer a su hijo, fué capaz de movilizar a su favor al Rey y al mismo Papa.
Nació doña Leonor en Plasencia, hija de don Juan de Pimentel,Conde de Benavente y de doña Leonor de Zúñiga Condesa de Mayorga. Se casó con don Alvaro de Zúñiga, Duque de Plasencia. El quedó viudo sin descendencia y a los 49 años casó en segundas nupcias con doña Leonor con 16 años, en 1458. Hubo bastantes problemas, ya que don Alvaro era hermano de doña Leonor de Zúñiga (madre)y además padrino de bautizo de la que iba a ser sus esposa. Pidió dispensa al Papa Calixto III que le fué denegada. Pio II, sucesor del Papa anterior si que le concedió el permiso y casaron tio y sobrina. Tuvieron un hijo llamado Juan como su abuelo y cuatro hijas. Este niño, se convirtió en el "ídolo" de su madre. Siendo muy niño, enfermó y hay algunos historiadores que aseguran que murió, y que aquello enloqueció a la duquesa. Por entonces, estaba recién canonizado San Vicente Ferrer, y a él se encomendó la duquesa con gran fervor, y ofreció además hacerle un convento para los Dominicos en agradecimiento si curaba a su hijo. El niño, curó milagrosamente y cuando tenía siete años, le pusieron de preceptor a don Diego de Jerez, Dean de la Santa Iglesia Catedral, hombre inteligiente y prudente, de todo confianza de la Duquesa. El niño tenía una inteligencia privilegiada y una madre ambiciosa para que le fuera reconocido su talento. Ella cumpliendo su promesa comenzó la gran obra de construir el convento prometido. No paró en mientes, acotó un enorme espacio, nada se le puso por delante, ni la Mota judía, ni las casas de algunos judios ricos como por ejemplo la casa del Rabí Abraham. Tan ingente obra fué muy superior  a lo que ella pensó, entonces, no tuvo reparon en ir a Roma a pedir al Papa Sixto IV permiso para que las mandas que otras personas habian legado para hospitales que aun no se hubieran tocado se le concediesen para su obra. Ella conocía personalmente a este Papa, ya que cuando era Visitador General Franciscano, en su paso por Plasencia, se había hospedado en su palacio. Le fueron concedidos esos privilegios y se constryó al lado de su palacio, la Iglesia y el convento mas grande de la Orden de Predicadores. La Iglesia es tan grande como cualquier catedral y el convento enorme, dotado de jardines huertas y hasta un algibe, para que en tiempos de sequía no faltase agua en el convento, Don Juan de Zúñiga y Pimentel, fué gran maestre de la Orden de Alcántara a los 14 años, lo que da  idea de la magnitud del talento del chico. Y se me acabó el papel, espero terminar mañana, gracias

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