miércoles, 18 de diciembre de 2013

HOY VOY A COMPLACER UNA PETICION DE MI SOBRINA

Yo pensaba seguir contandoos los nacimientos que he visitado, pero lo aparco para otro día y así complazco a mi sobrina Mary Carmen, que me dice que la recuerde sus años niños cuando hacíamos el arbol de Noel. Veré la manera de que con mi relato  no me paso lo que siempre, que me quedo sin papel. Vivíamos mis suegros y nosotros en la misma casa, ellos abajo y nosotros arriba (mi marido y mis hijos, claro). La hermana de mi madrido, su esposo y Mary Carmen, venían con frecuencia a ver a los abuelos. Algunas veces se quedaba ella cuando no tenía cole alguna temporadita, con la caraba de los primos y yo que me han gustado siempre los niños, pues pasaba mas tiempo en mi casa que en la de los abuelos. Bueno, a lo que íbamos. En nuestro barrio, hay tres calles paralelas, que alguien, no se cuando las cambio el nombre de Vinagras, por Calle Bravo, la de Patalón, por Maldonado, y la de las Morenas por Padilla. Así se formo el grupo de vecinos llamado LOS COMUNEROS. Por Nabvidad nos entregaban a los vecinos un arbol de plástico para que adornáramos los blacones, había concursos y premios. Yo tenía una tienda en el bajo de la casa, y allí era la fiesta para preparar el arbolito que subíamos luego al balcón, Mi marido, compraba papeles de regalo (ahora son muy corrientes, pero hace cerca de cuarenta años, eran un lujo) y cintas de adorno. Pues un día que vino de viaje (era representante) pues nos cogió todos afanosos haciendo estragos en los papeles bonitos y envolviendo cajitas vacias, que atábamos con las cintas de colores, metíamos entre los adornos un poco espumillón y unas estrellitas que hacíamos con papeles de colores, o desembolviendo los bombones, que pegábamos en un cartón para darle mas consistencia, mis hijos, mi sobrina y yo, disfrutábamos como enanos, pero ¡vaya por Dios¡ llegó el jefe, vió el desaguisado que habíamos formado con sus papeles de lujo, y se armó el Belén (bueno el arbolito), se enfadó mucho, yo le mandé a paseo y el se fué a tomar vinos y vino luego tan contento que se olvidó del enfado y hasta nos elogió nuestra obra de arte. Pues nos llevamos el primer premio, se que nos dieron un trofeo, que aun conservo, un diploma, que no se donde habrá ido a parar, y un regalo en metálico con el que luego nos dimos una fiesta para celebrarlo. Son recuerdos entrañables. El primer premio, lo ganamos dos años seguidos, pues los poníamos lucecitas y todo, pero no de guirnaldas, de bombillas, pero como no éramos muy buenos instaladores, nos explotó una y nunca mas le pusimos luz al arbolito, así que quedamos relegados al tercer premio, hasta que la cosa se enfrió pues nadie estaba de acuerdo en la concesión de premios, y todo terminó como el rosario de la aurora. Mary Carmen ¿satisfecha?

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