Todos en nuestra vida, tenemos dias imborrables, unos buenos, otros malos, pero que se nos quedan grabados para siempre en nuestra memoria. Puede ser el dia de tu Primera Comunión. Ahora las comuniones son como una fiesta social, que se preparan unos banquetes que nada tienen que ver con la hermosa celebración. Yo la hice en 1938, en plena guerra civil. Por estar la Virgen del Puerto en la Catedral durante la contienda, la hicimos todos los niños en la Catedral, una Misa solemne que presidió el señor Obispo, don Feliciano Rocha Pizarro, ya bastante anciano. Eramos un montón, las niñas casi todas de monjitas blancas, y los chicos como buenamente pudieron engalnarlos con lo que encontraron sus familias, pues no había mucho para elegir sobre tejidos. Ese día le recuerdo, hermoso, nos hizo mi madre chocolate para merendar con unos bollos que ella misma había hecho. Ahora, parece una tontería, entonces, fue un lujo. Luego, el primer novio, que no sabía como decirte que le gustabas o que estaba enamorado y que tartamudeaba, el pobre, y que aunque tu sabías lo que te quería decir, te hacías la tonta, entre divertida y emocionada, y cuando el pobre chico había desembuchado, tu le largabas para hacerte la importante un :Lo pensaré, que le dejaba patidifuso al no adivinar la contestación. El primer beso, que siempre era robado (o eso creían ellos) pero que nosotros esperábamos con emoción y nos quitaba el sueño para toda la noche, aquella sensación que habíamos sentido. La boda, gran acontecimiento lleno de dicha, aunque la mía tuvo un poco de amargura, mi padre se encontraba muy enfermo, tanto que al mes de casarme falleció. Pero tan guapa, tan blanca, un precioso vestido que me mandó un amigo que era diseñador en París, y que llamó la atención. Era de nylón con unos bodoquitos bancos, que entonces el tejido era casi desconocido. El nacimiento de mi primer hijo. Tener aquel rebujoncito de carne fresca entre mis brazos, tan menudo, tan lindo. Eso me desbordaba todas las emociones. Ya me he pasado, no era esto lo que os quería comentar, pero como siempre me he enrrollado, mañana sigo.
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