Pues la temporada que tuvimos aquí al niño hasta que nació su hermanita, dió para bastante, era muy ocurrente y despierto. Pues aquel verano ponían en el Teatro Alkázar todos los jueves una película de dibujos animados. Yo me arriesgué a llevarle, pensando que tendría que ssalirme por que se aburriría, pero no. Se sobrecogió un poco al apagar las luces, se abrazó a mí como si fuera su tabla de salvación, y cuando se encendió la pantalla, con gran voz (el siempre lo decía todo en alta voz) dijo: Abuela ¡que tele mas grande¡, Mis dos nietos mayores, se llevan un mes, por tanto cerca de los tres añitos parecían mellizos, Alejandro muy decidido, Estela un poco más tímida, siempre seguía los pasos del primo, le adoraba, parecía como que estaba enamorada de él. Hay niños que desde pequeños tienen ya fijado lo que quieren o no quieren ser. Estos lo tenían claro. Me explico, un día se me ocurrió decir: Cuando mi niño vaya a la mili, la abuela se va a hacer punto a la puerta del cuartel cuando le toque guardia, y allí no entra ni una mosca sin identificarse. Mi niño, se puso a llorar amargamente: ¿Que te pasa Cielo? Abuela, yo no quiero ir a la mili, yo no quiero ser soldao. Antes que yo pudiera consolarle, mi nieta, que pensó que me disgustaría, se abrazó a mi diciendo: Abuela, no te preocupes cuando yo sea mayor me voy de soldao. Parecerá una tontería ¿o fué una premonición? La primera quinta que no movilizó, la de mi nieto, así se libró de la mili como era su deseo, y mi nieta cuantos tuvo edad, se inscribió en el ejército, y allí sigue, además se casó con un militar
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