jueves, 10 de octubre de 2013

HOY LE TOCA A MI NIETA PEQUEÑA

Cristina era una niña, preciosa y gordita, muy gordita, pesaba una tonelada y para salir a pasear, era indispensable la sillita, pero a ella no le hacía ninguna gracia, quería mejor ir en brazos, así que lloraba, se ponía tiesa como un garrote y no había manera de sentarla, pero aprendimos pronto el truco, un trocito de pan en una mano y una galleta en la otra, obraban el milagro. Era lenta y cabezota, cuantas mas prisas le metías, mas remoloneaba. Una mañana, de tantas, (pues su madre se iba a la escuela antes y a ella la vestía y apañaba su padre, que se la lleaba con el y la dejaba en la guardería de la Universidad) Pues aquel día, el padre tenía prisa, la nena, no, su padre se enfadó y la dijo: ¡Vaya Cristina, se terminaron los enredos¡ Ella se enfadó y le dijo: si me metes prisa, me meo. ¿No harás tal cosa? Si que lo haré. Se abrió de piernas y se orinó. Su padre para darla un escarmiento, la dijo: Ahora vas así a la guardería. La niña lloró y pateó, pero su padre la montó en la parte trasera del coche de pie y la llevó a la guardería, se lo dijo a la señorita, que la regañó, y luego por lo bajo le dijo: Cambiala cuantos me vaya, que vengo pasando yo peor rato que ella, pero de alguna manera hay que enseñarla a obedecer. No volvió a hacerlo jamás, y mucho menos a retar a su padre. Luego de mayor, fué una buena estudiante, tenía que sacar de 7 para arriba y si no era para ella un drama. Pues cumplió los 18 años y se matriculó en la autoescuela para sacarse el carnet de conducir. Se preparó concienzudamente, el teórico, "chupao" y el práctico entre las lecciones de la autoescuela y lo que practicó con el coche de su madre, tampoco le presentaba un problema. Hizo, carrtera, ciudad y sin un fallo. El examinador le dijo:Señorita viene usted muy bien preparada asi que está aprobada, aparque. Pero mira tu por cuanto, en ese  momento se cruza un perro y tuvo que dar un frenazo, con tal motivo se le caló el coche, y no podía arrancar de nuevo. El examinador le dijo: Está suspendida. Ella que no se calla ni debajo del agua, se encaró con  el y le dijo: Señor, puede presumir de haber  dado el primer suspenso a Cristina Sigrid Martin Carrasco, por primera vez en la vida, si se mato al perro. Pues la hubiera suspendido igual

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