-Por favor, Señora, déjeme que le ayude con su Niño, yo no tengo a nadie, y si me alejara de él, me moriría de pena.
La Señora, lo cogió en brazos, le dió un beso y NADIE, creyó morir de dicha. Luego se le acercó a su esposo para que le bendijera y le acercó al Niño para que le besara. La Señora, le acurrucó contra su pecho. NADIE, estaba anonadado en el colmo de la felicidad y se quedo dormido... y para siempre.Desde entonces, la noche de Nochebuena, hay una estrella en el Cielo que reluce mas que ninguna que se llama NADIE
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