viernes, 26 de agosto de 2016

LOS QUINTOS, LA MILI... Y MIS RECUERDOS (III)

Pues ya tenemos los futuros soldados en marcha. En las casas de los quintos, se hacían dulces caseros para invitar a las amistades, sobre todo en los pueblos. Si al chico le había tocado a Africa, la cosa no se festejaba, pero siempre se sacaba algún dulce para las visitas, si le había tocado a España, la cosa cambiaba y mucho. Era cosstumbre de cuando el chico nacía, en la primera vendimia se guardaban unas botellas del mejor vino,  para este acontecimiento, Se sacaba para las mujeres unas botellitas de "gloria" (que es un licor casero muy dulce) y todo el mundo salía tan contento, pero si eran varios los parientes y conocidos que había que felicitar, al final de la jornada, las cerraduras de las casas no se estaban quietas para meter la llave, o se iba de ronda cantando las coplas pertinentes a voz en grito, calle arriba, calle abajo, hasta la madrugada, fastidiando a los que con menos suerte se tenían que cambiar de continente. Luego el día marcado tenían que incorporarse a filas. Como la mayor parte de ellos no habían salido del pueblo, tenían un "zurullo" metido en el cuerpo, que ya, ya. Unos venían tan "remuaos" con el traje dominguero, otros con el peor traje, no sea que se le fueran a quitar en el cuartel. Era cómico verlos con su maleta de madera atada con cuerdas y su candadito, y claro el miedo a lo desconocido. Lo primero era ir a regoger al almacen el traje de soldado. Se ponían en cola y las vestimenta, era a la medida, bueno a la medida que iban llegando, así que luego en las camaretas había que hacer cambalache unos con   otros compañeros. A uno bajito le habían largado la talla de un altaricón y al contrario, así mas o menos podian vestir el uniforme "dignamente" tras el cambio. Yo recuerdo la primera vez que vi a mi hermano, (que era bastante presumido e iba siempre como un pincel) con el traje de soldado, creí morirme de risa. No era muy alto, y le habían dado una talla, que podían hacerse dos uniformes para Bernabé y sobraba pa culeras. El pantalón era bombacho, pero al final de la pernera tenía goma, así que se remediaba un poco poniendoselos bajo las rodillas, y para que la culera no le cayera, se los ponía bajo los sobacos, ¿Pero y la guerrera? ¡Que drama¡ La tela creo que se llamaba DRIL, era muy tiesa. Pues al colocarse el cincho, se le armaban unos frunces que parecía el tutú de una chica de ballet. En el primer permiso, mi madre y mi tia Rufina que eran modistas, deshicieron el  entuerto, se lo confeccionaron a medida y cuando se marchaba parecía otro. Mi hermano ante mi risa, se enojó mucho, pero cuando se le pasó, me dijo : Si me ves en paños menores con la muda que me tocó... La camiseta, me llegaba casi a la rodilla, y el calzoncillo, a media pata, jajaja, vamos que parecía de su hermano mayor. NO tengo idea, de si seguiré mañana (creo que si), pero es que me alargo a pesar de hacerme yo solita el propósito de ser breve. Nos queda el periodo de instrucción en el Parque (ahora de la Coronación) que tambien daba lo suyo

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