sábado, 2 de abril de 2016

COMO CAMBIA LA VIDA Y CON ELLA NOSOTROS

Esramos en vísperas de la fiesta de la Virgen del Puerto, la Patrona de Plasencia. Comienza la Novena para terminar al siguiente domingo a la fiesta. Hasta aquí casi todo igual. Hace ya muchos años se hace tal dia como hoy la ofrenda de flores a la Virgen, en el atrio. Como hay varios cuadros de cerámica (preciosos por cierto) conmemorando distintas efemérides, como la Coronación de la Virgen en 1952, el XXV aniversario de la Coronación y el cincuentenario, pues se coloca una especie de enrejado y se van poniendo los miles de ramos que los placentinso llevan a su Virgen, convirtiendo los muros en un bello jardín. Pero yo lo que quería hablaros es de esos recuerdos entrañables que viví en compañía de mis padres y hermanos, hace ya muchos años. Como entonces no había apenas coches pues teníamos que recorrer los cinco kilómetros que hay hasta llegar a la ermita, en el coche de San Fernando. Un ratito a pié y otro andando. Las chicas en esta anterior semana, nos pertrechábamos de alpargatas blancas que adornábamos con cintas rojas y las mas "apañás" hasta les bordábamos unas flores de colores para quedarlas mas bonitas, Un gran sombrero de paja (que nosotras ostentosamente llamábamos pamela) que tambien llenábamos de madroños y lazos de colores. Los chicos se compraban los sombreros de paja o gorrillas de visera, Mi hermano Berna, nunca se proveyó de estos menesteres, pero no se como se las arreglaba para encontrar que ponerse en la cabeza. Mi madre, dias antes iba preparando en un cesto y una banasta, los pertrechos para el dia de campo. Platos de alumnio, cubiertos, vasos o jarrillos que los hojalateros callejeros nos fabricaban con arte de los botes de conserva. Los remachaban bien para que no nos dañáramos al beber, le hacían con latón un asa, y quedaban de rechupete.Una manta de tiras de trapo, que nos servía de mesa, el mantel y las servilletas, que no eran tales, si no paños de cocina que luego servían para limpiar la loza que fregábamos en los arroyos. Los cachárros de hacer la comida, el puchero del café (ese no podía faltar). La víspera se metían los ingredientes para hacer la comida campera. Un calderillo que lo mismo nos servía para hacer la paella, que el CALDERILLO BEJARANO (mis padres eran de Béjar) y mi padre era un especialista en este plato. Es un guisado de carne con patatas y guisantes, pero hay que darle un toque especial. Tortillas, filetes empanados, naranjas, una garrafa con el vino, en fin un comboy en toda regla que teníamos que trasportar nosotros. Los afortunados hortelanos, solían tener carros y burros o mulos donde meter el cargamento, pero los que carecíamos de tales "lujos", íbamos subiendo la cuesta cargados hasta los topes, cada uno según sus posibilidades ¡Que camino mas largo y con que ilusión lo hacíamos, un descansito tras otro¡  Mañana sigo con mis recuerdos, que hoy ya me alargué bastante

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