jueves, 4 de enero de 2018

CUENTO DE REYES

En mi familia, todos somos Reyes. Mi bisabuelo, Reyes, mi abuelo, Reyes, mi padre, Reyes y yo, Reyes. Pero tiene gracia, mi madre se llama Mary Reyes.Yo creo, que éramos algo ricos. Teníamos una gran casa rodeada de jardines, que nuestro jardinero y mi madre, cuidaban con esmero. Siempre tenía flores. Teníamos cocinera, doncella y chofer, además de tata Fefa (Josefa). Mi padre era arquitecto, debía ganar bastante dinero. Estaba casi siempre fuera. Algunas veces en el extranjero, que debe estar muy lejos. Mi madre también era algo rica, yo oí comentar que al morir mis abuelos había heredado una fortuna. (yo cuento lo que oía decir a los mayores). A pesar de todo, mi madre, me educó con cariño y severidad. Regañaba a mi padre cuando venía de viaje cargado de regalos para mi. Aquel día de Reyes, recuerdo que cumplía cuatro años (nací un día ded Reyes, ¿como no?) Los zapaatos que yo coloqué junto al balcón del salón eran invisibles con tantos paquetes envueltos en papeles de lindos colores. Había tres paquetes exactamente iguales, envueltos en papeles iguales, que enseguida llamaron mi atención. Fuí directo a ellos. Mi madre me paró en seco y me dijo:
De hoy en adelante,cada día de Reyes, tendrás que regalar a un niño menos afortunado que tu, uno de esos paquetes, sin saber lo que contienen.
Mamá, déjame abrirlos, elijo uno, el que menos me guste, lo regalaré.
No, tiene que ser sin abrir, todo lo demás es para ti.
Con muchas dudas y de muy mala gana, elegí uno que entregué a mi madre.
Pues bien ahora nos arreglamos y vamos a llevar el paquete a la casa que me ha recomendado el Párroco. Luego abrirás los regalos.
Me indigné mucho, pero sabía que mi madre no me permitiría desobedecer, y de muy mala gana lo hice. Rafael, nuestro chofer, nos estaba esperando, mi madre le entregó un papel con una dirección y nos pusimos en marcha. Yo todo el camino, tratando de adivinar el contenido del paquete. Tarea inútil, llegamos a un barrio muy pobre. Yo nunca había visto un barrio así. Paramos junto a una casa, (si se podía llamar así aquella ruina) La puerta, estaba abierta. Mi madre tocó con los nudillos y empujó. En un camastro, había una señora enferma. La cuidaba una niña, mas o menos como yo, pero sucia y desgreñada. A una seña de mi madre, la entregué el paquete. La niña no se atrevía a cojerle. Insistí y lo tomo en sus sucias manos. No se podía adivinar si era guapa o fea con aquellas greñas que casi le tapaban la cara, pero resplandecían unos maravillosos ojos azules como si un retazo de cielo se hubiera posado en su cara. Los ojos mas bonitos que yo había visto. Yo la pregunté:
¿Cómo te llamas?
Martina.
Yo me llamo Reyes y ese paquete, lo dejaron los Reyes Magos en mi casa para tí.
Mañana terminaré, pues me he alargado mas de la cuenta

No hay comentarios:

Publicar un comentario