Es una historia real y verídica la que hoy os cuento. Viendo fotografías de la Virgen del Puerto, Patrona de Plasencia (nuestra ciudad), me ha emocionado ver una que me ha llegado al alma. Estábamos celebrando por entonces el cincuentenario de la Coronación Canónica de nuestra Patrona. Un constructor, muy devoto de la Virgen (no estoy autorizada a poner el nombre, pero acto tan hermsoso debe saberse quien lo hizo) llamado Don Manuel Canelo, encargó hacer una Virgen del Puerto de piedra blanca. Bella imagen vestida de pastora, En vez de tener corona de Reina, pues tiene un sombrerito lleno de flores. Cuando la Virgen baja a Plasencia, siempre viene de Pastora, con su sombrerito de paja rodeado de flores. Fue colocada en un promontorio de canchales que le hacen de fondo de Altar, que al ser los canchos grises o verdeados de musgo, resalta mas su blancura. Está como a medio camino entre el Cancho de las Tres Cruces donde se le apareció la Virgen al Pastor y la ermita. Ahora está el altarcito siempre lleno de flores, pero la Virgen tiene además su jardín particular, pues todo el campo de Valcorchero, se pone en primavera radiante de flores, sobre todo de escobas floridas amarillas que le hacen un bella alfombra . Se tallaron en la misma piedra seis o siete escalones, se le hzo un altarcito y se colocó allí la Virgen. Se bendijo por el Sr Obispo con todo el ceremonial pertinente. Luego familiares, frailes y amigos, comieron todos juntos con alegría y contento. Pero lo mejor quedó para los postres, cuando Victor uno de los hijos de don Manuel, se levantó y dijo : Susana y yo, tenemos que comunicaros que vamos a ser padres. La alegría , el alboroto y la dicha, se desbordaron. Pûede que la felicidad no pudiera tener mejor colofón. Pero en este Valle de lágrimas la dicha dura poco y al día siguiente Victor viniendo del trabajo, tuvo un fatal accidente de automóvil que le costo la vida . El desconsuelo y a desolación fué tan grande o mas que la dicha del día anterior. El entierro una verdadera manifestación de duelo La joven Susana, esperaba un hijo huérfano. Pasó algún tiempo. Mi marido enfermó y estábamos en la clínica donde dio la casualidad que nació el pequeño Victor (le pusieron como su padre) El nacimiento, en vez de un gozo fué como un duelo. Yo no he visto llorar nunca con tal desconsuelo a un hombre, como a aquel abuelo, que era incapaz de atravesar la puerta de la habitación para conocer a su nieto. Esta es la historia real de la colocación de la Virgen que hay en el camino del Puero, y que como es tan blanquita la piedra, se ve bastante antes de llegar y parece como si la Virgen te marcara el camino.
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