sábado, 24 de abril de 2021

SAN JOSE Y EL DEMONIo

Aqyella mañana, San José como cada día madrugó, para comenzar a trabajar haciendo el menor ruido posible paea no despertara su esposa e hijo. Bajó a la carpintería y cual fué su saombro, al ver que habían desaparecido todas las herramientas, solo quedaba el banco de trabajo. El, estaba seguro que lo había dejado limpio y ordenado como cada fin de jornada. Había recogido las birutaqs para que su esposa encendiera la lumbre al dia siguiente, y colocado cada cosa en su sitio. La amargura se apoderó de él ¿cómo iba a trabajar si las herramientas habían desaparecido?. Se sentó a la puerta a llorar. De pronto apareció un hombrecillo de aspecto desagradable. Le hab´lo como si le conociera de toda la vida.

José ¿que te pasa? -Señor ¿como conocéis mi nombre, si yo no os conozco- le dijo San Josñe- ¿como os llamáis?. El hombrecillo dudó un poco y dijo; -TAnás. -José le dijo: Señor me han robado mis herramienta y no piedo trabajar. -Yo llevo mi carro con ellas, te las vendo. -¿Cual es el precio?- Seguro que os negaréis a pagármele.- Decidmelo por Dios El hombre griutó mas que dijo:- A eseni le mientes. Bueno, pero decidme el precio, dijo José. A cambio de todosas las herramientas, me darñeis a vuestro hijo Jesñus, Imposioble,. le dijo el carpintero, antes os daría mi vida. Alejaos de mi. El hombrecillo insistió, -Pues si no me das a Jesús, tu vida no me vale, quiero tu alma. Mi alma no es mía, es de Dios . El hombrecillo volvió a gritar indifnado:-Te he dichio que a ese ni le mientes. José le dijo, es que de mi vida no puedo disponer, así que marcha, aléjate de mí. San José,. despertço sudoroso y asustado. Geacias a Dios todo había sido una pesadilla. Bajó raudo al talleer y vió lleno de gozo que todo estaba como el lo había dejado la noche anterior. Bueno todo, no, la sierra estaba encuma de la mesa y tenía los dientes algo doblados, Su alegría menguó, pero de todas formas le dio gracias a Dios por que solo tençia que comprar la sierra. De pronto apareció el horrible hombre, echando chispas por los ojos, y le dijo:- Como sabía que eras justo, pedí permiso al Imnombrable para tentarte, lo que tu crees fuñe un sueño ocurrió de verdad, y no pude vencerte, pero te quedé la sierra inservible como mestra de nuestro encuentro. Y dando un fuerte4 grito, desapareció. San Josñe elevó los ojos al Cielo y dió gracias a Dios, itentó probar la sierra a ver lo que podía hacer,. y ¡oh¡ milagro, cortaba dos veces mas rápida la madera que antes. El Señor su Dios al que invocaba con frecuencia le habíoa concedido ese favor. Desde entn¡onces todas lkas sierras tienen los dientes doblados.

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