Hace unos dias fui a una revisión al optalmólogo. Ya saben que ir al optalmólogo es como una especie de jubileo de entradas y salidas. Entras, te llenan los ojos de lucecitas de colores, te echan unas gotas, sales a esperar un cuarto de hora y así como tres veces. Yo tenía la consulta a las 8 de la tarde-noche. Terminé quedándome sola, y como Josué el chico todoterreno
que tenemos en la consulta, es ATS, recepcionista, te hace las radigrafia, en mi caso de envejecimiento de mñacula, y que da la casualidad de que mis ojitos tiene la misma que yo. Pues al quedarnos sdolos, me preguntó si iba a venir a buscarme alguien, le dije que no. Como las gotas acaban quedñandoite "ceraguta", me dijo si pedía un taxi para que regresara a mi casa, Le dije que vendrían andando.
Me regañó: Son las nueve de la noche pasadas y mayor y viendo mal, no debías hacerlo, total por seius o siete euros...
Le respondí (por que yo automáticamentem, traduzco los euros a pesetas) Pero Josué, que seis osiete euros son casi mil doscientas pesetas, y una pobre pensionista hay lujos que no se puede permitir, además con el frio y esperar al taxi no entra dentro de mi cáculos, prefiero ir andando.
Mi extrañeza no tuvo límites, cuando me aseguró que el hace lo propio. Nos reimos. Josué me comento divertido;
Cuando yo empecé a salir los fines de semana, me daba mi padre mil pesetas , lo pasaba en grande y aun me quedaban algunas pesetillas para la semana, ahora sales con seis euros y no te dan para nada. Yo le comenté una anécdota que nos pasó a una amiga y a mi cuando comenzamos a manejar pesetas y euros para acostumbrarnos a la nueva moneda.
Todos los dias, de once a doce de la mañana, nos juntábamos un grupo de amigas a tomar café. Cada una poníamos nuestro dinerito y al final se lo entregábamos a Paco, el propietario.Normalmente éramos siete. Si era el cumpeaños o aniversario de algún acontecimiento, la que pagaba era a la que le tocaba invitar. Aquel dia, nos quedamos solas Paquita y yo, una era la que tenía que invitar. El café nos costaba noventa céntimos. Aquel dia éramos seis. Muy listas nosotras dijimos 9X6:54... Y eso en euros ¿cuánto es? Como teníamos nuestras dudas, uno señores que estaba en la barra cerca de nosotras, nos quisieron ayudar, y nos dijeron: 9x6:54. Si hasta ahí llega nuestra sapiencia, pero en euros.... Paco vino en nuestra ayuda y nos dijo, cinco eruros y cuarenta céntinos. Pagamos, nos sentimos un poco avergonzadas por la metedura de pata, y al salir a la calle nos reimos de nosotras misma un rato. Pues todas nuestras dudas se arreglaron cuando a los pocos días comenzó a costarnos el café UN UERO, cuenta exacta, sin problemas. Total que el redondeo nos costó tranqui,loidad y casi doble precio del café.
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