miércoles, 6 de enero de 2016

LOS CUATRO REYES MAGOS,(II)

Absalán que nunca antes había salido de sus posesiones, no podía ni imaginar los horrores que se cometían por el mundo. Entonces pensó: Lo mejor será averiguar como es este mundo para mi desconocido y luego iré a buscar al Niño que la estrella indica el camino, pues alumbra  igual que la noche que la descubri en el Cielo así que tengo tiempo de llegar. Un gran alboroto llamó su atención al pasar por otro pueblo y su curiosidad le llevó hasta la plaza de donde venía la algarabía. Habia en la Plaza un tablado, donde se vendían personas de distintas razas al mejor postor, de todos aquellos hombres que rodeaban el tablado. No comprendía nada y preguntó _:¿Que es esto? Uno de aquellos hombres le contestó: _Se ve que no es de por aquí. Es el mercado de esclavos, tu ofreces un dinero y esa persona te pertenece de por vida, puedes hacerla trabajar, azotar o matar, pues ya es una cosa que te pertenece. ¡Que horror¿_  pensó Absalán. Se hizo un silencio. El vendedor sacó a una persona envuelta en un tupido velo, descubrió su cara y era una joven bellísima, con el cabello negro y rizado hasta la cintura. Unos enormes ojos negros que parecían retar a todo el mundo valientemente. El vendedor comenzó su pregón diciendo::_ Esta hermosa joven es una princesa africana que ha sido capturada y es material de mucho dinero. Intentó quitarle el manto que cubría su desnudez. Pero la arrogante mirada de la joven le hizo cambiar de opinión. Comenzó la puja. El horror de Absalán no tenía límites, y cuando uno de aquellos ricachones ofreció una alta suma y estaba a punto de llevarsela para que fuera su esclava, se adelántó, mandó a uno de sus pajes que trajera el cofre de oro que contenía el hermoso rubí, como una brillante gota de sangre. Se dirigió al vendedor y le mostró el presente y le dijo:_ Es suficiente para compar a la joven. La joya, hizo abrir los ojos como platos al avaro vendedor de esclavos. _Señor, la joven es suya. La princesa hizo ademán de arrodillarse ante Absalán agradeciendo que la hubiera librado de aquellos compradores en los que se veían las malas intenciones. No le consitió que se humillara, le entregó uno de sus pajes para que la protejiera y algún dinero, diciéndola :_Sois libre de volver a vuestro pais . La joven intentaba besarle las manos, de alguna manera  demostrar su agradecimiento, pero no lo consintió y siguió su camino contento de su buena acción. Como el viaje y los gastos eran grandes, empezó a desacerse de pajes, los regalaba un camello, al gún dinero y  los dejaba marchar. Pensó en no volver a entrar a ningún pueblo, pues era capaz de deshacerse de los regalos que tenía para el Niñito de Belén. Pero la curiosidad pudo mas que la sensatez, Entró en otro pueblo,donde como en los otros anteriores parecía que hubiera fiesta, todos corrian a la plaza a ver el acontecimiento. Quedó horrorizado aj ver atado de pies y manos a un joven tirado en el suelo temblando  de miedo, Había sido torturado y azotado. Estaban fabricándo una cruz para crucificarle. Preguntó que males había cometido para merecer aquel castigo tan horrible, Le dijeron que era un habitual y esquivo ladrón, que había sido muy difícil apresarle y merecía ser castigado para escarmiento de otros que tuvieran las mismas inclinaciones, Se acercó y le preguntó al que parecía ser el juez, como se podía librar de aquella vil muerte al joven. _NO hay perdón para él. Absalán, insistió: __¿Ni pagando una gran cantidad? Dudó un tanto y respondió: _La cantidad sería tan alta que aquí nadie tiene tanto dinero para comprar su liberrtad. Absalán dijo a su paje que trajera el cofre de oro con el brillante, Lo abrió ante los anonadados ojos del Juez. Era el brillante mas grande y luminoso que jamás se habia visto. _De acuerdo, vuestro es, pero que no se le vuelva a ver por aquí. Desataron al joven y se lo entregaron. Mandó curarle las heridas, le dió algún dinero y lo dejo marchar libremente. Se marchó el joven dando gracias y bendiciendo su nombre. Entonces se dió cuenta que había entregado los ricos presentes destinados al Niño de Belén, Se sintió triste y alegre a un tiempo. Seguiría su camino de todas maneras y explicaría todo a los padres del Niño y volvería a su pais a por  regalos sin pararse en sitio ninguno. Mañana sigo que hoy me alargué demasiado

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