viernes, 7 de septiembre de 2018

LA SEÑÓRA TECLA

Cuando yo era pequeña, vivíamos en la calle de las Peñas. Yo vivi en esa calle de los cuatro a los seis años. Era un pisito muy bonito con un gran balcón a la calle ,(me da mucha alegría pasar por allí pues se conserva la fachaca tal cual.) Solo ha cambiado la terraza de arriba, que la barandilla la han cerrado, se ve que vivien niños traviesos y la verdad era peligrosa la barandilla de ladrillos que  la formaba haciendo unos grandes rombos. El piso. tenía un pasillo a la entrada de una de las puertas, un cuartito donde mi madre tenía el taller con salida al balcón, un gran comedor que salía también al balcón, una gran habitación que mi madre tenñia dividida con una cortina de separación entre su dormitorio y el nuestro. Mi madre nos dejaba dormidos a cada uno en su cama, pero siempre amanecíamos los dos hermanitos juntos, casi siempre en mi cama pues Berna era mas pequeño y yo su protectora un año mayor que el. Nos adorábamos y éramos inseparables. Luego está la cocina con un armario esquinado  de madera  que servía de despensa y el excusado(solo tenía el retrete), Me voy enrollando y  no quisiera. La veciundad, era como una gran familia, las puertas se abrían por la mañana y no se cerraban hasta que nos íbamos a dormir. Unas casas mas allá de la nuestra, vivía la señora Tecla, Era una mujer delgada, alta y debió ser guapa en su juventud. No se si era viuda o soltera, para lo que os quiero contar de ella en forma de homenaje, nada importa. Vestía con manteo negro igual que su jubón y pañuelo, una faldriquera de pana negra y un mandil, tambien negro con florecitas menudas blancas, o listas, Tenía un moño trenzado en la nuca. Siempre impecable. Su primer oficio fuera de la casa, era ir a peinar a dos ancianitas que por sus achaque no podían hacerse el moño. Cumplida esta obligación estaba dispuesta para ayudar a quien la necesitaba. Que un muchaco jugando a las barallas son piedras se hacía una gran pitera, por la que sangraba abundantemente, pues todos los chicos en procesión llevábamos al herido a casa de la señora Tecla a que le curara para que su madre no se asustara o le propinase una ración de azotes. Yo la vi alguna vez, poner una aguja de coser a la luz de una vela (sería para desinfectarla) y con hilo blanco y gran destreza hacer un punto de sutura, Luego vendaba la cabeza con vendas que hacía de sábanas viejas y acompañaba al herido a su casa para evitar el castigo materno y para que le pusieran una camisa limpia.Que algun chico se caíam se hacÍa una "mataura" mas o menos grande, ella se la curaba. Si algún chaval tenían fiebre sin saber de que (a lo mejor de comer alguna fruta robada a un árbol sin estar madura), la señora Tecla acudía con su botella de aceite de ruda y otra de aguardiente. Los daba unos sobaos en la barriga y en las muñecas con aquel aceite milagroso, ñlo ponía boca abajo, tomaba ella un buche de aguardiante que espurruchaba en los riñosnes del enfermo, y mano santa. El chico empezaba a evacuar sin parar y al dia siguiente , bueno. Que alguna parturienta se la ocurrían dar a uz a horas intespectivas; Ir a buscar a la Señora Tecla, y ella se encargaba de atender el parto y mas de una vez cundo llegó la comadrona, estaban perfectamente atendidos el niño y la madre. Que alguien moría, allí estaba la señoran Tecla para ayudar a amortajar  el cadáver y consolar a los familiares., Luego desaparecía para volver con una gran jarra calentita de tila. Vamos, una mujer todoterreno. Una Santaa sin corona que pasó por el mundo haciendo el bien y que se merecía un homenaje, que yo hoy le quieron rendir, Luego nosotros nos cambiamos de casa pues venía otro niño de camino y el pisito no daba para mas familia. No se ni cuando ni de que murió, pero siempre la he recordado, Pero ahora llevo unos dias con una verdadera obseción de contar al mundo lo   poco que se y recuerdo de aquella santa mujer que se llamó LA SEÑORA TECLA

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